Aprender a relajarse es muy necesario, ya que la realidad de nuestro día a día a veces puede ser muy exigente.
La mujer vigorosa siempre intenta hacer el máximo, va de un lado a otro con prisas, y acumulando bastante cansancio y estrés.
Vivimos en un mundo donde es fácil acelerarse, porque todo parece urgente.
Tenemos listas interminables de cosas por hacer, sea en el trabajo, en la casa, con la familia.
Vaya que no hay día que no hay nada que hacer, a no ser que te lo impongas tu misma.
Con el objetivo de relajarte puede que te propongas hacer actividades que mejoren el estado físico de tu cuerpo.
Que relajen tu musculación, o a veces quizás buscas ampliar tu campo de conocimiento para obtener más realización personal.
Todo esto está muy bien.
Tener buenos propósitos es el primer paso para conseguir nuestros objetivos.
Pero a veces es peor el remedio que la enfermedad.
Querer hacer estas actividades significa más cosas para anotar en la agenda, y por tanto más compromisos, y más estrés.
Hoy quiero compartirte un simple ejercicio que puedes hacer para relajarte.
Te ayudará a tomar conciencia de tu cuerpo y conectar contigo misma, requisitos necesarios para aprender a reducir el estrés.
Ejercicio para relajarte
Puedes hacer el ejercicio tumbada o sentada. Para empezar te recomiendo hacerlo tumbada en el suelo o en la cama.
Lo puedes hacer cualquier momento del día, pero si lo haces antes de ir a dormir, te ayudará a mejorar tu sueño.
Túmbate cómoda, y ponte un cojín debajo la cabeza de manera que tus cervicales estén rectas.
Tápate si tienes frío, y luego cierra los ojos. Coloca la punta de la lengua entre los dientes y el paladar superior. Las manos sobre el ombligo.
Empieza llevando toda tu atención al centro de tu frente, y concéntrate en este punto durante 6 respiraciones, inhalando y exhalando por la nariz profundo y lento.
Seguidamente lleva tu atención a la punta de la nariz, y piensa sólo en esta zona, intentando sentir la forma que tiene, sintiendo como el aire entra y sale por las fosas nasales.
Sintiendo la temperatura del aire, y cuenta también 6 respiraciones.
Ahora lleva la concentración al esternón, punto situado en la parte central y delantera del tórax, con el que se unen las costillas superiores y las clavículas, es decir en el punto medio de la línea que une los dos pezones.
Aquí a veces acumulamos mucha tensión que nos impide respirar profundamente. Siente este punto y observa su movimiento mientras cuentas 6 respiraciones más.
Sigue y baja tu concentración al ombligo.
Visualiza el espacio interno que hay entre el ombligo y la columna vertebral.
Observa tu respiración desde esta zona, como se expande cuando inhalas y como se contrae cuando exhalas.
Mantiene la concentración en este movimiento d’expansión y contracción de la cavidad abdominal.
Si ves que te cuesta, simplemente continua observando la zona sin intervenir.
El hecho de mantener la concentración en esta zona, sólo observando, provocará indirectamente una relajación de todo tu cuerpo.
Poco a poco tu respiración será más profunda, es decir irá bajando hacia el abdomen, y el movimiento de expansión y contracción del abdomen será más palpable.
Cuando sientas ya este movimiento abdominal puedes pronunciar la palabra «relax» cada vez que exhalas, de esta manera además de liberar el dióxido de carbono al expulsar el aire, favoreces también la liberación de tensiones musculares.
Te puedes quedar haciéndolo el rato que desees, siempre y cuando no te duermas.
La intención es conseguir un estado de relajación y no de somnolencia.
Cuando quieras terminar, haz un pequeño masaje en el ombligo dibujando 9 círculos en el sentido de las agujas del reloj y 9 círculos en sentido contrario.
En los inicios de la práctica de este ejercicio es probable que no notes mucho.
A medida que lo vayas practicando tu respiración se irá haciendo más profunda, más larga, más fina, más suave y más fluida,.
Esto se traducirá en un aumento de la capacidad de relajación en cualquier momento del día y en cualquier situación.
Si tienes interés en practicar más, prueba con estos 7 Ejercicios de Mindfulness, que no sólo te ayudarán a relajarte, sino también a estar presente.
Inhalando tensión, exhalando relax,
Si conoces alguien que puede beneficiarse de este ejercicio, no dudes en compartirlo, y más si es alguien muy cercano, ya que así ayudas a relajar tu entorno.
«Medita para aprender a estar presente,
y que no se te pase la vida volando sin haber estado»