Son las 6:30 de la mañana, Ana, una mujer con el síndrome de Superwoman, está ya subida en el avión que la llevará a Barcelona. Hace el puente aéreo Madrid – Barcelona, mínimo dos veces por semana.
El avión despega, por fin ya está en el aire. Ha pasado un rato y vuela a la velocidad de crucero, los pilotos se relajan. Aquí es cuando parte del trayecto es el propio avión el que pilota: el «autopilot» está on.
Todos los pasajeros se relajan, desabrochan el cinturón y consultan sus agendas, leen el periódico, alguno se duerme…
Ana no es capaz de relajarse, vive una vida con el motor siempre en marcha, y en piloto automático.
A diferencia de la relación entre un avión y sus pilotos, cuando ponen el «autopilot», estos se relajan aunque el avión vaya a 1040 kilómetros por hora. Ana, por mucho que su mente y cuerpo funcionen en modo automático, no consigue relajarse, porque ella no puede separarse de su cuerpo, aunque si se desconecta constantemente.
En realidad, ella no pilota, porque no está presente, pero es una desconexión que no le produce una sensación relajante, porque al querer hacer tanto, su cuerpo y mente van a un ritmo acelerado, y ella entra en un estado de estrés crónico, donde el piloto automático está siempre en marcha, haciendo más funciones de las que ella puede abarcar, y eso la desgasta.
Y es que Ana no para: se siente sin energía, le cuesta levantarse por las mañanas, está agotada y con dolor de espalda. Cuando no viaja por trabajo, su rutina es ir cada día a la oficina. Va con prisas, sin tener tiempo para dedicarse unos minutos. El resto del día sigue a tope, le cuesta parar hasta para ir al lavabo.
Y es que tener un puesto de responsabilidad en la empresa, ocuparse de casi todo en casa, hacer la compra, llevar las cuentas, sacar al perro, ir al gimnasio…
No puede más, padece estrés, agotamiento, y dolores de espalda y cervicales. Va al médico pero no le da solución más que medicación. Su autoexigencia, y responsabilidad de hacer tanto le están pasando factura.
El modo «autopilot» cada vez le ocasiona más problemas de salud, de estrés, de desconexión… dejando de disfrutar innumerables momentos de su vida.
No está presente en el aquí y ahora, y no disfruta todo lo que podría. Ni siquiera se da cuenta que va en «autopilot», lo hace por supervivencia.
Tiene una voz interior que le dice «No soy una superwoman, no soy una superwoman…no puedo más», pero Ana no escucha y sigue con su ritmo.
Si te identificas con Ana, empieza ya a cuidar, amar, meditar e imaginar una nueva forma de vivir
El síndrome de la mujer superwoman
El síndrome de la superwoman es un problema que afecta a muchas mujeres como consecuencia de su actitud, de ser la viva imagen de una mujer vigorosa en estado puro, sin haber trabajado sus emociones y liberarlas.
Es una mujer que se vuelve muy activa, emprendedora, muy responsable, muy exigente consigo misma, y perfeccionista, que lo da todo en el trabajo y en casa. Es capaz de automotivarse y superarse dando el máximo en cada momento… y como hace un montón de cosas, pues normal que viva en «autopilot» la mayor parte del tiempo, pero no a velocidad sensación de crucero como los aviones, sino de Speedy Gonzales.
La mujer vigorosa tiene la capacidad increíble de hacer las cosas a la velocidad estilo Speedy, pero también hay que decir que posee las otras mismas características que el ratón más veloz de todo México: inteligencia, y astucia. Características necesarias para ser una «superwoman», pero resulta que las echa a perder, queriendo hacer tanto y desgastando su bella energía.
¿Padeces tu también el síndrome de la mujer superwoman? ¿te identificas con este tipo de mujer? o ¿conoces alguna mujer así a tu alrededor?
Lo da todo por un ideal, el del éxito y el reconocimiento en forma de responsabilidad. Necesita poder cumplir con todo lo que se propone, y busca sentirse la mejor. Es bastante perfeccionista, así que nunca parece ser suficiente, y busca superarse, pero evidentemente acaba agotada y estresada porque sus objetivos son demasiado altos.
En el fondo es consciente que no es una superwoman, pero aun así se las ingenia como puede para meter en su día más y más cosas.
En mis sesiones de coaching me encuentro a menudo con este perfil de mujer. Muy activa y emprendedora, que vive con intensidad a un ritmo acelerado, intentando cumplir con todo.
El síndrome de la superwoman es una actitud que puede ser por «devoción», por una personalidad creada a través de las experiencias vividas, o se sufre también por «obligación», y es que la mayoría de mujeres se enfrentan a la dura situación de tener que lidiar entre el trabajo y la familia. Eso hace que muchas mujeres estén muy agotadas.
Tienen la percepción constante de que no hay suficiente tiempo para hacer todo lo que tienen que hacer, pero aun así desean terminar la larga lista de cosas pendientes que nunca se acaba.
Esto conlleva que muchas de ellas acaban con un estrés crónico, y afectándoles la salud. Empezando por pequeños malestares que, si no se pone atención, pueden acabar con problemas significantes de salud.
Los síntomas son:
- Dolores de cabeza, de espalda, molestias musculares.
- Desordenes digestivos por comer con prisas y estrés.
- Ansiedad por siempre estar corriendo de una cosa a otra.
- Irritación al quitar horas de descanso.
- Mucha falta de sueño.
- Malhumor por sentir que nunca tiene suficiente tiempo para hacer todo lo que quiere, el día no le alcanza y tiene que seguir corriendo el día siguiente.
- Sensación de mareo solo al sentir que tiene tantas cosas en su cabeza que no sabe por dónde empezar.
- Al final del día se siente agotada, como si se le hubiera acabado la batería, igual que la de un móvil.
- Por las mañanas siente que no quiere levantarse de la cama, ya que se levanta con cansancio.
- Siente que está a punto de explotar.
- Grita más, o tiene más ganas de llorar de lo que solía hacerlo antes.
- Se siente totalmente desconectada de si misma.
- Siente que no tiene las riendas de su vida.
- Su autoestima disminuye.
En definitiva, padece mucho estrés con muchos efectos secundarios, y si no pone atención y remedio, se puede hacer crónico.
Ana empieza a ser consciente, pero no puede parar, este es su modus vivendi, ya que piensa que cuantas más cosas hace más productiva y exitosa es. Y en realidad, no tiene tiempo para lo que le gustaría más hacer, ni para dedicar unos minutos para ella, está en una constante lucha interna.
Si te sientes identificada, te interesa seguir leyendo.
La respuesta al por qué te pasa esto está en tu sistema de creencias y en tus emociones
Una vez entiendas lo que te está realmente pasando, y cuestiones tus creencias sobre las cuales basas tus acciones, estas cambiarán.
Entenderás que no puedes seguir por mucho tiempo sin tener tiempo para ti, para un descanso de calidad, porque sino habrán consecuencias.
Actualmente vivimos con la inmediatez en todo, parece que siempre debemos estar disponibles para todo, y para todos a través de los emails, whatsapp, etc… A menos que pongas límites estás a disposición las 24 horas del día.
Puede interesarte leer también el post:
La importancia de poner límites en todas las áreas de tu vida
Te pasa que:
¿Tienes ese sentimiento de llenar cada momento libre que tienes con algo productivo?
¿Estás en el semáforo en rojo, metro, consulta del médico…, y tienes el deseo de aprovechar ese ratito mirando tus emails, instagram o Facebook?
Miras el móvil automáticamente, como si fuera un gesto impulsivo e incontrolado, y ni siquiera has observado quién o qué tenías a tu lado.
Todas estas prisas y el sentimiento de querer ser productiva provoca que todo lo que haces, lo haces acelerada, sin realmente disfrutar el presente.
Estás con el «autopilot» en marcha.
Y yo te pregunto:
¿No será tu prisa una forma de huir de ti misma?
¿A dónde vas?, ¿hacia dónde corres? Tu vida parece una carrera, pero ¿a dónde vas con tu vida?
Ir en piloto automático la mayor parte del tiempo tiene consecuencias graves
Debes de cuidar de ti misma porque te lo mereces, y porque sabes que no puedes continuar así.
Tu sistema nervioso, que es regido por tu subconsciente, sabe que no eres una superwoman, y por tanto es incapaz de seguir tu ritmo acelerado. Por eso es de lo más normal que pongas el piloto automático, porque estás pidiendo a tu cuerpo un ritmo imposible de llevar.
Vives constantemente sobreestimulada y distraída, imposibilitando poder concentrarte en una sola cosa, y eso a tu cuerpo y mente les desgasta.
Vives en un estrés diario, y si eso no te ha traído consecuencias ya, pronto lo hará.
Lo que pasa es que cuando estás estresada la reacción natural de tu cuerpo es pensar que estás siendo atacada, así que estás en modo autopiloto.
El cuerpo, al sentirse atacado, genera adrenalina, lo que tiene como consecuencia que se incremente tu presión arterial para generar un estado de “alerta permanente”.
Tener los niveles altísimos de adrenalina a largo plazo puede generar una enfermedad o desequilibrio interno.
Hace falta conocimiento y compromiso para vivir de otra manera.
Una forma de vivir que te traiga bienestar, y para eso hay que revisar tus creencias y emociones bloqueadas, que pueden ser la causa de que vivas a este ritmo, y te estés haciendo daño sin ni siquiera ser consciente que te está afectando a la salud.
Puede interesarte leer también:
Tus creencias pueden potenciar tu vida o limitarla
Ir acelerada por la vida puede que esté repercutiendo en tu salud, calidad de vida, y/o esté causando un impacto a tu alrededor, sobretodo en las personas que tienes más cercanas, en el ámbito familiar y laboral, poniendo no solo a tu cuerpo bajo estrés, sino a todo el mundo que te rodea.
Puede que tu no te des cuenta porque siempre has funcionado así, pero el estrés es la frecuencia que emites, y yo deseo poder ayudarte a que te des cuenta, y halles las causas del por qué estás en esa frecuencia. Quiero poder ayudarte a revisar tus creencias actuales que te llevan a vivir así, al mismo tiempo que podemos trabajar las emociones que no te dejan fluir con energía renovada, para liberarlas y permitirte vivir una vida más calmada.
Descubre aquí como puedo acompañarte
Puede parecerte una ventaja ser capaz de hacer varias cosas a la vez, y estar pensando en otras varias cosas a la vez. Igual en un momento dado te quita de un apuro, pero en realidad, a la larga, esto trae consecuencias.
Como mujer vigorosa que fui en estado puro ;), pues la mayor parte del tiempo iba en piloto automático. Un día tuve un accidente que podría haber sido mortal. Estaba lloviendo, e iba conduciendo deprisa. Llegaba tarde a clase del master que estaba estudiando entonces. En vez de poner atención a la carretera que estaba en malas condiciones, pues mi mente estaba en temas que tenía que presentar ese día en clase, en temas del trabajo, de cosas pendientes que tenía que hacer… conducía con el piloto automático, sin estar presente. Y cuantas veces lo hice entonces: muchas.
No me maté de milagro, porque era un sábado a las 8 de la mañana y no había nadie más en esa carretera conduciendo por el otro lado. Destrocé el coche, ya no tuvo arreglo, el motor quedó bien aplastado, pero yo tuve mucha suerte, o quizás una buena oportunidad para tomar conciencia y aprender.
Aún así, parece que no aprendí lo suficiente, y yo seguía con mi ritmo acelerado, intentando cumplir con todas las obligaciones que me había impuesto.
Pero la vida finalmente me hizo parar, poniéndome un gran reto: enfermé.
Así que no me quedó otra que tomar conciencia. Escuché mi dolor, mis emociones, y descubrí la causa del por qué siempre quería conseguir más y más, exigiéndome muchísimo y marcándome objetivos tan altos.
Descubrí la razón del por qué mi ego había creado esa mujer vigorosa, «la superwoman», activa, vigorosa, emprendedora, explosiva, con una gran capacidad de automotivación y superación, dando el máximo en cada momento…y haciendo un montón de cosas a un ritmo un poco loco y acelerado.
Crear ese tipo de mujer fue mi manera de sobrevivir al dolor que escondía en mi subconsciente. Creé una manera de ser, y hacer, ajustándola a mis propias exigencias, más las que impone la sociedad en que vivimos: una actitud imposible de mantener en el tiempo con satisfacción, salud y felicidad.
Llevaba toda mi vida intentando encajar, conectar, sentir, confiar…, y no era capaz de hacerlo. Me sometía a mi misma a estudiar y a trabajar buscando superarme y ser la mejor. Pero en realidad esa actividad constante, la autoexigencia de hacer tanto y lograr más y más cosas, era para evitar relajarme y sentir mis emociones más profundas. Esas que están grabadas en tu cuerpo y mente subconsciente, y evitas escuchar porque algo esconden.
Te cuento más sobre las emociones en el post: Cuando tu cuerpo habla pero tu mente no escucha: Emociones bloqueadas
No hay mal que por bien no venga, aprendí muchísimo de mi, me permití escuchar mi dolor, sacar cosas pasadas y retenidas en mi interior, digerirlas, aceptarlas y perdonarme. Y esa fue mi salvación.
Esa etapa marcó un antes y un después en mi vida: me recuperé de mi enfermedad, y crecí mucho como persona. Fue una experiencia dolorosa, pero maravillosa al mismo tiempo, porqué no solo crecí, sino que encontré quien había de verdad detrás de esa mujer vigorosa, desprendiéndome de todo aquello que no me pertenecía.
Luego, descubrí que mi pasión es ayudar a otras mujeres a prosperar y vivir la vida que están destinadas a vivir. Creo en que si tenemos una salud óptima, podemos encontrar mejor nuestro propósito en la vida. Cuando me refiero a una salud óptima, me refiero a todos los niveles: sintiéndote VigorosaSexySana ;), es decir, increíble en tu mente, cuerpo y alma. Y no dejar que nada del pasado te bloquee para encontrar tu equilibrio, y disfrutar cada momento con calma.
Descubre aquí como puedo acompañarte
Algo muy valioso que aprendí, es que es necesario tomar unos minutos de meditación consciente cada día, es esencial para conectarse y dejar el mundo exterior por un momento.
Unos minutos para detenerte, respirar profundo y tomar conciencia del ritmo de vida frenético que estás llevando. Por intentar abarcarlo todo, la que pierde más puedes ser tú, así que es vital parar para recargar las pilas, para sentir, para recuperar tu sabiduría interior.
El universo está en tu interior
Nunca encontrarás lo que estás buscando fuera de ti, sino en tu propio corazón. No necesitas nada más, ni aprender más, posees ya una sabiduría divina que te habla constantemente. La pregunta es…. ¿Te atreves a escucharla? ¿eres lo suficientemente valiente para actuar según el susurro de tu corazón?
Ámate lo suficiente como para tomar cada día unos minutos sola y en silencio para conocerte a un nivel más íntimo y escuchar tu divina voz interior (Medita en casa).
El momento para relajarte es cuando no tienes tiempo para ello -Sidney j.Harry Clic para tuitearDate permiso para estar allí donde estás, sin exigirte tanto, y busca poder relajarte, especialmente cuando crees que menos puedes.
Puede interesarte leer:
Date permiso para estar allí donde estás, sin exigirte tanto
Date permiso para disfrutar del momento tal cual es; para equivocarte; para reírte de ti misma, para gritar si hace falta, para no ser tan perfecta, para dejar de hacer tantas cosas a la vez; para tener un tiempo especial para ti…
No dejes que nada te impida avanzar hacia tu bienestar personal.
Lee más sobre como puedo ayudarte aquí.
Una práctica diaria que puede ayudarte a bajar el ritmo muchísimo es explorar la atención plena: practicar mindfulness.
EXPANDE TU MENTE CON LA PRÁCTICA DE LA RESPIRACIÓN MINDFULNESS
Si al igual que Ana, o como me pasó a mi:
√ Sientes que hay cosas en tu vida y en ti misma que te gustaría mejorar pero no sabes cómo ni por dónde empezar…
√ Si te pasa que cuando alcanzas tus metas, estás feliz pero al poco sientes que no son suficientes, que nunca nada es suficiente, porque en realidad no sabes dónde vas, que es lo que realmente quieres, y así es como terminas poniéndote más y más actividad y metas para superar, pensando que todavía tienes que seguir escalando para sentirte mejor…
√ Vives una vida con el motor siempre en marcha, y no eres capaz de relajarte totalmente.
Puede que el hacer tantas cosas sea una manera de huir de ti misma, de no sentirte bien en tu interior, pero quizás ahora no lo veas, porque no eres capaz de mostrarte vulnerable, y sigues intentando cumplir con todo y más.
En definitiva, si te sientes sin energía, te cuesta levantarte por las mañanas, vas con prisas, sin tener tiempo, ni siquiera para dedicarte unos minutos para ti. Si padeces estrés, agotamiento, y dolores de espalda y cervicales, es que quizás tu autoexigencia y responsabilidad de querer hacer tanto, te están pasando factura.
Descubre aquí como puedo acompañarte
Mi objetivo es que tu puedas por ti misma solucionar tu situación, responsabilizándote de tu salud y aprendiendo a saber cómo cuidarte, amarte, meditar e imaginar una nueva forma de vivir.
Evitando así que caigas enferma. Y en caso que ya estés con alguna enfermedad diagnosticada, daremos un enfoque holístico, apoyo continuo y nuevas herramientas para que aprendas a controlar la situación que estás viviendo.
SI PIENSAS QUE:
- Siempre lo puedes hacer mejor.
- Debes formarte más.
- Puedes hacer todavía más de lo que haces, y que no puedes darte el lujo de perder el tiempo.
- Debes tener el control de todo y revisar las cosas más de una vez para asegurarse que están bien hechas.
- Puedes hacer un montón de cosas a la vez y abarcarlo todo.
SI SIENTES:
- Presión, mucha responsabilidad, autoexigencia, estrés.
- Que por mucho que hagas no es suficiente.
- Dolor de cervicales, cabeza, espalda, cansancio, agotamiento, falta de sueño, mala digestión.
- Que ya no tienes la misma energía que antes.
- Que te cuesta concentrarte.
- Que estás malhumorada.
- Que tienes problemas de concentración.
SI TE DAS CUENTA QUE:
- Deberías relajarte, hacer las cosas a otro ritmo, pero no puedes.
- Vives corriendo de una cosa a otra.
- Explotas y lloras facilmente.
- Tu ritmo frenético empieza a pasarte factura.
- Te exiges demasiado.
SI DICES:
- Me gustaría poder relajarme.
- Hacer menos.
- Aprender a meditar.
- Comer saludable y más lento.
- Hacer más ejercicio.
- Dormir mejor.
- Tener más calidad de vida
PERO TU SIGUES HACIENDO:
- Más actividades.
- Más trabajo.
- Te pones más metas y objetivos.
- No haces nada para relajarte.
- No te dedicas tiempo para ti.
Entonces…
La vida para ti se convirtió en una carrera continua, y esto está empezando a dejar de ser divertido, ¡necesitas un cambio ya!
Sabes en lo más profundo de ti misma que esta situación no es sostenible, que aunque te parece que las cosas van bien, estás sacrificando demasiado: tu vida, tu salud, y tu familia.
Descubre aquí como puedo acompañarte
Y responsabilízate de ti misma y de tu vida desde ya.
Con todo mi cariño,
Si crees que este post puede ayudar a alguien, no dudes en compartirlo directamente o a través de las redes sociales.
«Deja de vigorosear (estresarte) a tal punto que acabas agotada, al borde del ataque de nervios, casi enferma o enferma de verdad. Y se cariñosa y comprensiva contigo misma»